miércoles, 12 de diciembre de 2007

Paisajes, hermosas sensaciones


El otro día me fui con mi familia de excursión por la Axarquía, sobre la que haré o intentaré hacer el trabajo. Mientras recorría ese hermoso paisaje me inundó una sensación de lo más agradable. Era un paisaje que ya conocía y sin embargo me pareció más hermoso, maravilloso y grandioso que nunca. Montañas con la Maroma al fondo, terrazas con plantaciones, laderas salpicadas de viñedos, un bosque mediterráneo que en ocasiones se mezclaba con lo que parecía un bosque tropical de aguacates y mangos, pueblos escarpados, con ese blanco fuerte que solo la cal puede dar, gente amable y cariñosa. Estaba encantada, feliz, ¡ay que bien me sentía!; quizás porque era otoño, mi estación preferida. Mientras caminaba por un sendero oía el crujido de las hojas, ese ruido que tanto me gusta escuchar, y contemplaba los amarillos, ocres y rojos típicos de esta estación. Quizás no tuviera nada que ver que fuese otoño, el paisaje era hermoso a pesar de todo. Recordé lo recién aprendido, el paisaje es forma, función, totalizador histórico, escenario, recurso, patrimonio pero también miradas, sentimientos, sensaciones y percepciones.
Estoy segura que no volveré a sentir esa misma sensación aunque el paisaje siga siendo igual de hermoso.

2 comentarios:

Menchu Sarrión dijo...

Holitas.´Creo que sólo bastará que un paisaje te vuleva a emocionar para que te vuelvas a sentir feliz. Besos

Culturilla del antifaz dijo...

Bueno, nunca se sabe si se puede volver a sentir... cuando menos te lo esperes! Mi experiencia en los Balcanes me ha demostrado que esas sensacoines podemos tenerlas más a menudo de lo que creemos, sólo basta sentirse receptivo y en armonía con la naturaleza (aunque suene tan cursi decirlo así)